Compartir la responsabilidad de velar por el planeta y construir un mundo mejor es el gran reto de una juventud que co-existe y está inmersa en una vibrante diversidad cultural, étnica y lingüística. Cimentar puentes de entendimiento entre personas que piensan, se comunican y actúan de manera diferente es entonces una tarea urgente para los ciudadanos del mundo, seres con una mentalidad internacional.